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tatiana de la tierra

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“Todas las lesbianas están hechas de mujeres que regresan a sí mismas.” Tatiana de la Tierra

Tatiana nació en la ciudad de Villavicencio, Colombia en 1961 y falleció en el 2012 por un cáncer. Fue una escritora de erotismo, identidad, lesbianismo y cultura contemporánea. Sus cuentos y ensayos han sido altamente publicados desde 1987 en libros como "El poder del lenguaje" (2001), "Gynomite: Fearless Feminist Porn" (2000), "Pillow talk Two" (2000), "Women on the Verge" (1999), entre otros, además fue una de las escritoras de revistas de lesbianas latinas publicadas en Estados Unidos como "Esto no tiene nombre" (1991-1994) y "Conmoción" (1995-1996).1

Tatiana “se hizo lesbiana, de las marranas; le cantó, erotizada, a la tremenda papayona que tenía entre las piernas, se hizo de amoras libres y alegres; fundó revistas y escribió libros dedicados al lesbianismo”.2

 

La autora soñó con que escritoras, artistas, poetisas y productoras lesbianas se unieran con lesbianas que viven en Estados Unidos para continuar luchando por el reconocimiento.

 

De la tierra sostenía que la batalla por el reconocimiento en América Latina era aún más difícil porque había que lidiar con la familia y los valores. En un artículo después de un viaje a Colombia escribió “Yo aprendí a respetar el miedo. Aprendí a cogerme de la mano en las carreteras sólo cuando no había luces. Aprendí a amar en áreas designadas. Y aprendí que yo puedo ser una lesbiana en Colombia y ser respetada por eso. No necesito un permiso legislativo para estar orgullosa".3 

“Se graduó de la Universidad de la Florida con un Bachelor of Science en psicología en 1984.

Se convirtió en una lesbiana odia-hombres.

Se hizo masajista.

Se hizo prestamista.

Se hizo gitana.

Se hizo una femme con botas de combate.

Se hizo editora.

Se hizo activista.

Se hizo salsera.

Se hizo hedonista.

Se hizo escritora.

Se hizo pobre.”4

OBRA

ODA A LAS LESBIANAS DESAGRADABLES

"me encanta una lesbiana fea

que camina coja

que habla con un ceceo

que deja su caja de dientes en el lavamanos en la noche

se viste con pantalones de poliéster

se unta colonia barata de hombres

tiene una barba tan larga que se para en ella

le brotan verrugas en los doce dedos de sus pies

carga una escupidera en el bolsillo

se seca el sudor con un pañuelo de papel periódico

sueño con una lesbiana sin dinero

tan pobre que no tiene carro ni monedas para el autobús

camina descalza por las calles dondequiera

lava la ropa con agua de lluvia

les roba a las super tiendas

estafa a los hombres de negocios

prende fósforos en su pierna de madera

hace una parrillada de pájaros en su carrito de compras

los sazona con sal nomás

se chupa los dedos bajo la luz de la luna

tengo ansias de una lesbiana regorda

tan grande que no cabe dentro de la puerta de Starbucks

y tienen que construir un café afuera para ella

tan gorda que se pone pulseras en los dedos

su estómago es un tambor

sus estrías son grabados jeroglíficos

es tan pesada que los platos tectónicos se mueven debajo de sus pies

tan grande que el Lago Maracaibo es su bañadera

le tengo ganas a una lesbiana desagradable

ella me transforma un día mediocre

me lleva en una lambada

alumbra el farol entre mis piernas

me acuesta sobre una almohada de plumas

me jode como si fuera un palo

me lacera con su lujuria

busca madera en el bosque

me arma un trono en la copa de una ceiba

me pone ahí y me rinde culto

diosa azul

me rodea con pétalos de flores

me devora con palabras sucias

me acaricia como si yo fuera una gatita

me coge como si yo fuera su juguete

me pone a cien grados de calor solar"

 

EL DÍA QUE APRENDÍ A REZAR

"hoy viernes santo

se puede bañar

pero no estregar

se puede comer

pero no cocinar

se puede ver televisión

pero no bailar

se puede leer

pero no cantar

se puede salir

¡a la iglesia no más!

 

hoy viernes santo

armo un rosario con los pecados

que no he cometido

y rezo las madres nuestras

que nunca aprendí

 

madre nuestra, diosita en los cielos

bendito sea tu nombre

te ruego que calmes

a tu hija lesbiana pagana

placentera y casi puta

 

hoy viernes santo

lo que pasa, madre nuestra

es que no creo que la muerte

del hijo de no sé quién

hace no sé cuánto

debería afectarme en mi casa

en mi día libre con mi amante

sinceramente, madre nuestra

puedo aceptar lo de no barrer

y hasta lo de no cortar

pero por favor, ¡ten piedad!

 

hoy viernes santo

me quería entregar

en actividades íntimas

pero mire, madre nuestra

es que mi amante es cristiana

y toma este día muy al pelo

me deja a mí, su hija tan buena

conociendo penitencias que no merezco

estrenando rosarios y oraciones que no sé

entonces me toca inventarlos

en mi luto lesbiano

de hoy

viernes santo"

 

PALABRAS

"“Dame una palabra.” Rosana miró a su mujer que estaba fumando y revisando cuentas, esperando la respuesta. La luz de la mañana filtró por las cortinas de color melocotón, iluminando el diseño transparente que formaba el cigarrillo.

“Mi amor, tu quieres más que una palabra.” Tenía razón. Quería mucho más.

Su amante se rió mientras que hechaba humo mentolado y se quedó mirándola, manoteando papeles. Y le dió su palabra: “Puta.” Se la dió friamente y siguió fumando. La miraba como si estuviera viendo el noticiero de las seis.

Rosana se quedó ahí parada, consiente de cada detalle de su cuerpo mientras que recorría la palabra. Puta, putera, putear, putaísmo, putanero, putesca, hijueputa, hija de puta. Las putas se ponen pinta labios y exageran las respuestas. Las putas se dejan hacer cosas, prestan su cuerpo, entregan su voluntad y se dejan gozar. Las putas cumplen complaciendo. Las putas cobran. La putería es lo que más le gustaba a Rosana y su amante lo sabía.

“Ven acá.” Rosana no se movía. Le daba pena. Agarró la arandela de su camisa de dormir con los dedos, protegiéndose de esa mirada que la desnudaba. Sabía que le iban a dar lo que buscaba cuando pidió su palabra y tenía miedo. O más bien era timidez. Su amante insistió, pero esta vez era una orden. “Ven acá.” Eran no más que tres pasos, y con eso se situó al frente de su dueña, que la recibió entre las piernas todavía enpiyamadas de algodón azul claro.

Rosana sabía que no tenía control con esta mujer. Cuando se acercaba se le quería pegar y nunca moverse de su lado. Se derretía y se convertía en cualquier cosa instantáneamente. No tenía limites. Cuando estaba así de cerca lo único que se le ocurría era el deseo.

Su amante le acarició la parte trasera de sus piernas mientras que le hablaba, suavizándola. “¿Por qué te demoraste tanto en venir hacia mi?” Siguió con sus manos recorriendo las rodillas y los músculos hasta que llegó a las nalgas. “Quédate aquí mismito, mi amor.” Le hablo bajito con un tono cariñoso y juguetón mientras le alzaba su camisón rosado, exponiéndole el trasero. Las nalgas de Rosana estaban frías, blancas y abundantes.

Rosana abrió su culo al recibir el corrientaso de los dedos que la agarraban con pasión. Le cogieron las nalgas con fuerza, apretándolas y soltándolas como si estuviera esprimiendo un limón. Rosana soltó su pelvis mientras le acariciaba el pelo a su amante. Lo tenía despeinado, con los crespos negros todavía aplastados por la almohada. Vió las cuentas y la chequera tirada sobre la mesa de noche. Rozó su mejilla contra la pared fría, cerrando los ojos y sintiéndose enamorada.

Su pareja la dirigió con las nalgas hacia su cara. Le colocó el pubis por su boca, dándole besos. Eran besos como los que una mariposa le da a las flores en las tardes soleadas. Eran besos pequeños que brincan y alegran. Eran esos besos los que impulsaron a Rosana hacia su próximo paso, el de su putería propia. Con la inspiración de esos besos descartó la pena y timidez. Se preparó para hacer lo que le indicaba su mujer y responder de la manera que le nacía. No había nada más que hacer ni que pensar.

Su amante la agarró por los pezones, jalándola hasta el suelo."

EL ARTE DE MARIPOSEAR

"Las lesbianas somos un arte. en algún momento somos las que aparentamos ser–estudiantes, anarquistas, amas de casa, poetas–y en otro somos un reinvento que no tiene nada que ver con lo que éramos. nos hacemos mecánicas, paganas, bibliotecarias, lesbianas.

las transformaciones son cada vez más bellas. somos mujeres mariposeadas.

el arte lleva a los espectadores a una dimensión que, antes del arte, no se conocía por los que no admiran el mundo más allá del blanco y el negro. lo que parecía ser la realidad se deshace:  el ataúd es una cueva de placer, la manzana es una bomba, el globo del ojo es una mandala.

la deconstrucción de los significados comunes y corrientes le abre camino al cambio. si el ataúd es una cueva de placer ¿no será bienvenida la muerte? si una manzana es una bomba ¿debería consumir una en el desayuno? si el ojo es una mandala ¿será que la paz interna se encuentra en los centros de los ojos?

este cambio es lo que conduce a la evolución. el ama de casa se convierte en una lesbiana radical separatista, y ésta se vuelve pacifista, luego se hace madre, se reinventa artista, deviene en alcohólica, se torna camionera, se vuelve padre, se rehace feminista, se hace quien sea que quiera hasta que ella decide, algún día, hacerse mariposa.

para el arte lesbiano no se requieren pinturas ni pinceles ni marcos ni telas. la ruptura con identidades que parecían eternas es suficiente para mariposear. con re-nombrar lo que fue y será, se acaba con lo que era y hubiera sido.

las transformaciones son cada día más bellas. somos mujeres mariposeadas."

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FUENTES

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