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Cristina Peri Rossi

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“Tengo una relación completamente sensual con el lenguaje, como si fuera una criatura viva; mujeres, además, porque el género es femenino. Me peleo, discuto, las amo, las abrazo, las entibio, las paladeo: son mi pecho bueno y también mi aliciente, mi estímulo, mi juego”

Si hablamos de rebeldes, Cristina Peri Rossi es, sin duda, una de las que debería encabezar el grupo, pues en todos los aspectos de su vida se ha destacado por ser precisamente eso, rebelde.

 

Insumisa, como titula su obra autobiográfica publicada en el año 2020, esta poderosa escritora de lengua castellana ha construido su vida alrededor de la literatura, pues en sus propias palabras, “mi casa es la escritura”. Si, su casa porque fue exiliada dos veces.

 

Nacida en 1941 en Montevideo, Uruguay, exiliada en 1972 a España y luego en 1974 a Francia, causó tanto impacto con sus textos, que la dictadura de su país natal prohibió su obra, incluso prohibió mencionar su nombre, al punto de llevar a sus amigos a quemar sus obras para evitar ser perseguidos. 

En 1974, el gobierno uruguayo logró que la exiliaran de España, por lo que tuvo que irse a París un tiempo con ayuda de su mejor amigo, Julio Cortázar, pero pudo regresar a Barcelona y obtuvo la nacionalidad española. 

 

Aunque en 1985 le devolvieron la ciudadanía uruguaya, no quiso volver porque no quería volver a vivir la nostalgia y el dolor de una despedida como la que vivió durante 13 años después de haberse tenido que montar en un barco junto a su amada por dos semanas para empezar una vida en el viejo continente. 

 

Dice que desde pequeña fue considerada una niña ‘rara’ debido a su curiosidad y su rebeldía en contra de los códigos de conducta sociales. Desde los 6 años declaró que sería escritora. Su familia no lo tomó bien, pues no permitirían que ella abandonara los roles tradicionales de la mujer en la época (tener hijos, ser ama de casa). Su madre fue la única que la apoyó.

 

Su primer amor fue su madre, a quien pidió matrimonio a los 3 años porque estaba convencida de que juntas eran la pareja perfecta. A los 5 se enamoró de su vecina de 17, a los 13 de su compañera de liceo y ambas experiencias la llevaron a conocer el dolor del despecho. 

Aunque para ella el amor no está relacionado con el género, su primer beso de amor y relación sexual lo vivió con una compañera de liceo. Así fue como, desde adolescente, esta mujer asumió su homosexualidad, sumando a la lista de adjetivos rebeldes uno muy escandaloso en su tiempo: ser lesbiana.

 

Yo nunca estuve en el armario”, dice enfáticamente Cristina, quien a los 19 años se fue a vivir con una mujer en Montevideo, lo cual fue un escándalo, sin embargo, eso no la hizo trastabillar. Rebelde como siempre, siguió su camino refugiada en su cátedra de literatura y su escritura, en la cual encontró una forma de afirmar su identidad, de liberarse, de rechazar el rol de mujer tradicional y luchar a favor del feminismo, los derechos de los homosexuales, la justicia, la libertad, la democracia y la igualdad, y en contra de la manipulación, el heteropatriarcado, el machismo, las dictaduras.

 

Sus letras son poderosas, fluidas, sinceras y sin remordimientos, con tanto contenido y relevancia que es considerada una de las escritoras más importantes de habla hispana y no sólo eso, sino que es la única mujer perteneciente al "boom latinoamericano".

 

No permite que la encasillen en un género ni en un estilo literario. 

Cristina es partidaria de la escritura total, por lo que escribe poesía, relatos, novelas, artículos y ensayos de diversos temas, entre ellos el deseo, el lesbianismo, la sexualidad, la identidad sexual, el erotismo, los comportamientos sociales y la política.

 

Es tan versátil que en sus obras pueden encontrarse narradores múltiples (que pueden ser masculinos, femeninos, niños, animales), tramas no cronológicas, cambios en los puntos de vista, combinando lo fantástico, lo político y lo erótico. 

 

No sólo es escritora, sino también traductora, activista política, periodista, conferencista, activista política de izquierda y educadora.

 

Más de 45 obras publicadas (algunas traducidas en más de 15 idiomas) le han otorgado premios importantísimos, algunos incluso que no habían sido entregados a una mujer.

“Para mí lo importante es, justamente, no quedar encasillada como escritora lesbiana, de modo que la gente tenga que aceptar que una escritora que ha hecho una opción personal, en algunos momentos, por el lesbianismo, puede escribir sobre otras cosas.”

 

Provocadora y auténtica, Cristina Peri Rossi es una mujer que vive y escribe de acuerdo con sus principios y que ha desechado todos los comportamientos y reglas sociales establecidas, y hoy en día, continúa creando día a día su vida en su propio estilo.

OBRA

Cristina Peri Rossi ha tenido una carrera repleta de producciones espectaculares:

Aquí les compartimos tres poemas exquisitos:

 

HISTORIA DE UN AMOR

Para que yo pudiera amarte

los españoles tuvieron que conquistar América

y mis abuelos

huir de Génova en un barco de carga.

 

Para que yo pudiera amarte

Marx tuvo que escribir El Capital

y Neruda, la Oda a Leningrado.

 

Para que yo pudiera amarte

en España hubo una guerra civil

y Lorca murió asesinado

después de haber viajado a Nueva York.

 

Para que yo pudiera amarte

Catulo se enamoró de Lesbia

y Romeo, de Julieta

Ingrid Bergman filmó Stromboli

y Pasolini, los Cien Días de Saló.

 

Para que yo pudiera amarte,

Lluís Llach tuvo que cantar Els Segadors

y Milva, los poemas de Bertolt Brecht.

 

Para que yo pudiera amarte

alguien tuvo que plantar un cerezo

en la tapia de tu casa

y Garibaldi pelear en Montevideo.

 

Para que yo pudiera amarte

las crisálidas se hicieron mariposas

y los generales tomaron el poder.

 

Para que yo pudiera amarte

tuve que huir en barco de la ciudad donde nací

y tú resistir a Franco.

 

Para que nos amáramos, al fin,

ocurrieron todas las cosas de este mundo

y desde que no nos amamos

sólo existe un gran desorden.

ONCE DE SEPTIEMBRE

El once de septiembre del dos mil uno

mientras las Torres Gemelas caían,

yo estaba haciendo el amor.

El once de septiembre del año dos mil uno

a las tres de la tarde, hora de España,

un avión se estrellaba en Nueva York,

y yo gozaba haciendo el amor.

Los agoreros hablaban del fin de una civilización

pero yo hacía el amor.

Los apocalípticos pronosticaban la guerra santa,

pero yo fornicaba hasta morir

–si hay que morir, que sea de exaltación–.

El once de septiembre del año dos mil uno

un segundo avión se precipitó sobre Nueva York

en el momento justo en que yo caía sobre ti

como un cuerpo lanzado desde el espacio

me precipitaba sobre tus nalgas

nadaba entre tus zumos

aterrizaba en tus entrañas

y vísceras cualesquiera.

Y mientras otro avión volaba sobre Washington

con propósitos siniestros

yo hacía el amor en tierra

–cuatro de la tarde, hora de España–

devoraba tus pechos tu pubis tus flancos

hurí que la vida me ha concedido

sin necesidad de matar a nadie.

Nos amábamos tierna apasionadamente

en el Edén de la cama

–territorio sin banderas, sin fronteras,

sin límites, geografía de sueños,

isla robada a la cotidianidad, a los mapas

al patriarcado y a los derechos hereditarios–

sin escuchar la radio

ni el televisor

sin oír a los vecinos

escuchando sólo nuestros ayes

pero habíamos olvidado apagar el móvil

ese apéndice ortopédico.

Cuando sonó, alguien me dijo: Nueva York se cae

ha comenzado la guerra santa

y yo, babeante de tus zumos interiores

no le hice el menor caso,

desconecté el móvil

miles de muertos, alcancé a oír,

pero yo estaba bien viva,

muy viva fornicando.

“¿Qué ha sido?”, preguntaste,

los senos colgando como ubres hinchadas.

“Creo que Nueva York se hunde”, murmuré,

comiéndome tu lóbulo derecho.

“Es una pena”, contestaste

mientras me chupabas succionabas

mis labios inferiores.

Y no encendimos el televisor

ni la radio el resto del día,

de modo que no tendremos nada que contar

a nuestros descendientes

cuando nos pregunten

qué estábamos haciendo

el once de septiembre del año dos mil uno,

cuando las Torres Gemelas se derrumbaron sobre Nueva York.

CA FOSCARI

Te amo como mi semejante

mi igual mi parecida

de esclava a esclava

parejas en la subversión

al orden domesticado.

 

Te amo esta y otras noches

con las señas de identidad

cambiadas

como alegremente cambiamos nuestras ropas

y tu vestido es el mío

y mis sandalias son las tuyas

como mi seno

es tu seno

y tus antepasadas son las mías.

 

Hacemos el amor incestuosamente

escandalizando a los peces

y a los buenos ciudadanos de este

y de todos los partidos.

 

A la mañana, en el desayuno,

cuando las cosas lentamente vayan despertando

llamaré por mi nombre

y tú contestarás

alegre,

mi igual, mi hermana, mi semejante.

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peri rossi en la red

premios

  • Premio de los Jóvenes de Arca (1968) - Los museos abandonados

  • Premio Marcha – El Libro de mis primos (1969)

  • Premio Inventarios Provisionales de Poesía – Exactamente como los argelinos en París(1973)

  • Premio de Ciudad de Palma – Diáspora (1976)

  • Premio Gabriel Miro del relato (1979)

  • Premio de Relatos Puerta de Oro - El ángel caído (1986)

  • Finalista para el Premio Extraordinario de la Poesía Iberoamericana de la Fundación Banco de España (1987) - Europa después de la lluvia

  • Premio Ciudad de Barcelona – Babel bárbara (1990)

  • Premio Award Book de Poesía (1992)

  • Premio Award Book de Relato (1994)

  • Beca Guggenheim (1994)

  • Premio Internacional de poesía Rafael Alberti (2000)

  • Premio Internacional de Poesía Ciudad de Torrevieja – Habitación de hotel (2007)

  • Premio Loewe (2008) – Playstation

  • Premio Internacional de Relatos Mario Vargas Llosa - Habitaciones privadas (2010)

  • Finalista del III Premio de narrativa breve Ribera del Duero - Los amores equivocados (2013)

  • Premio Don Quijote de Poesía - Estrategias del deseo (2013)

  • Premio Iberoamericano de Letras José Donoso (2019), otorgado por la Universidad de Talca, Chile.

LITERATURA LÉSBICA LATINOAMERICANA -
BIBLIOTECA DIVERSA

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